El encanto que no quiero que se pierda: mi amor por el Hollywood de Oro.
Cuando el cine tenía alma y misterio Siempre sentí una fascinación casi mágica por la Época Dorada de Hollywood. No fue solo por sus películas, sino por esa atmósfera de elegancia, glamour y magnetismo que parecía envolverlo todo. Los rostros de Bette Davis, Gregory Peck , Vivien Leigh o Cary Grant no solo actuaban: hipnotizaban. Había una forma de mirar, de hablar, de moverse… que convertía a los actores en auténticos mitos. En ese tiempo, el cine era como una joya cuidadosamente pulida. Cada plano tenía estilo, cada palabra pesaba, y la belleza convivía con la tragedia. Me emociona pensar en esa época donde las estrellas eran inalcanzables, y justamente por eso, tan irresistibles. El Hollywood de hoy: otro brillo, otra verdad. No reniego del cine actual. Sería injusto hacerlo. Los actores de hoy tienen una libertad y una naturalidad que antes no existía. Ya no se trata solo de lucir perfectos, sino de ser reales, de mostrar emociones auténticas, de conectar desde la vulnerabi...